CUENTOS PARA NIÑOS SABIOS
La Hucha Mágica del Cerdito
Descubre cómo el cuento de la hucha mágica del cerdito enseña a los niños a ahorrar, ser pacientes y alcanzar sus sueños.
Teresa San


La Hucha Mágica del Cerdito:
El poder de cada moneda
Cuenta una sabia que un día, un niño recibió una hucha de cerdito como regalo por su cumpleaños. Y sabes lo que pasó, coge asiento que ahora te lo cuento… El cerdito estaba delgado, pero para hacerlo gordito, tenía que llenarlo con monedas. Cada moneda que echaba provocaba un gracioso "oink, oink" de agradecimiento.
Entonces, cada moneda que obtenía ya no la destinaba a golosinas, sino que iba directamente al cerdito. Las monedas le sentaban bien, ya que poco a poco se volvía más gordito. En su panza había un tapón redondo; si lo quitaba, las monedas caerían y el cerdito volvería a estar delgado.
Echaba una moneda - oink, oink - el cerdito le respondía, y él reía. Echaba otra moneda - y otro oink - más risas. ¡Qué divertido era el cerdito!
A veces compraba un paquete de cromos para llenar su álbum y cambiaba los repetidos en la escuela. Pero ya no se gastaba todo su dinero; guardaba algunas monedas para el cerdito, que poco a poco iba engordando.
Ya no perdía las monedas por el sillón, ni las dejaba olvidadas por la casa. Todas iban a parar a la barriga del cerdito, que lo agradecía con su gracioso "oink".
Un día, su tía le preguntó: "¿Qué harás cuando esté lleno y no le quepa ni una moneda más?" Sin dudarlo, respondió: "Me compraré una bicicleta como la de mi amigo. ¡Es la mejor bicicleta del mundo!", iluminándose la cara. Ya se veía montado en esa maravillosa bicicleta.
"Para comprar esa bicicleta, necesitarás llenar al cerdito como tres veces y con monedas de más valor", le informó su tía. Tenía razón; necesitaba engordar a tres cerditos. Así que le pidió que le regalara dos cerditos más.
"No hace falta", le dijo ella. "Cuando lo tengas lleno, lo vacías y guardas lo que tengas hasta que lo vuelvas a llenar", le sugirió. Pero él insistió, así que su tía le compró dos cerditos más.
Cuando tuvo las otras dos huchas de cerditos les puso nombre: al primero lo llamó AO3000, como la bicicleta que iba a conseguir, a otro lo llamó Uno, pues solo pondría las monedas de un euro. Al otro lo llamó Dos, donde irían las monedas de dos euros.
Al cerdito que más le costó llenar fue al Dos, porque era más difícil conseguir monedas de dos euros. Pero cuando los otros dos estuvieron llenos, reunía las monedas y cuando tenía dos euros, lo cambiaba y así conseguía la ansiada moneda.
Y como todo llega, el día que introdujo su última moneda en el cerdito Dos, aquel oink-oink le sonó a música celestial. Quitó los tapones de los tres cerditos, las monedas cayeron sobre la mesa. Con la ayuda de su tía, empezaron a contar. ¡Sí, tenía suficiente para comprar la maravillosa bicicleta AO3000, e incluso le sobraba algo de dinero!
Este lo volvió a introducir en cada cerdito. No le gustaba verlos tan flacos, pero poco a poco los volvería a engordar. Además, así podía empezar a ahorrar para su siguiente deseo.
Salió de la tienda con su maravillosa bicicleta y un casco nuevo, pues cuando fue el precio estaba rebajado y pudo comprarse un bonito casco. Y lo mejor, ahora ya sabía cómo conseguir su siguiente objetivo, que esta vez sería...
Queridos Niños Sabios,
este cuento del cerdito nos enseña que cada esfuerzo cuenta.
Ahorrar, ser pacientes y cuidar nuestros sueños nos lleva a la felicidad.
¡Tú también puedes llenar tu hucha de sueños!


