CUENTOS PARA NIÑOS SABIOS

🌳El Secreto del Cofre 💎

🔎Explora un bosque mágico donde un árbol, piedras y amigos enseñan la belleza de compartir y cuidarse mutuamente. Una historia encantadora para niños. 🌳✨

CUENTOS

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Cuenta una sabia que existió un cofre lleno de piedras de colores.

El cofre se encontraba alojado en el interior de un enorme árbol.

¿Y cómo llegó hasta allí, os preguntaréis?

Muy fácil, en el tronco del enorme árbol, había un hueco, un agujero. Un día, unas ardillas depositaron el cofre allí. Ellas lo encontraron en un jardín que solían frecuentar, y les gustaba hacerlo porque tanto niños como mayores, cada vez que las veían, les tomaban fotos. Las ardillas son muy presumidas.

Bueno, el caso es que pensaron que el cofre les serviría para hacerse una cama. Pero claro, no era lo suficientemente grande para que pudieran dormir cómodamente más que una de ellas. Como siempre había problemas con cuál era la que le tocaba dormir, acordaron que lo dejarían allí para poner cosas bonitas que encontraran.

Un día, una de ellas encontró en el mismo parque donde hallaron el cofre, una piedra verde. Era una piedra extraña, pues se podía ver a través de ella. Parecía como un cristal, transparente, pero no cortaba. Por eso, entre todas, no se decidían si era piedra o cristal. Así que lo llamaron la piedra-cristal. Esa fue la primera, pues raro era el día en que alguna ardilla no apareciera con alguna piedra que a su parecer merecía ser guardada en el cofre, ya sea por su forma, su color o su textura.

Corrió el rumor de que las ardillas estaban recogiendo piedras extrañas, raras o simplemente bonitas que iban encontrando. Los demás animalillos del bosque también quisieron colaborar. Todos aportaron sus piedras, aquellas que a sus ojos merecían ser guardadas en el cofre del árbol.

Pronto, el cofre se llenó de piedras, no solo por las ardillas, sino también por los demás animales. Estaban contentos porque allí guardaban sus bonitas piedras, era como si en aquel sitio pequeño, cada uno hubiera guardado algo bello, una parte de belleza que habían encontrado en su camino.

Un día, una especie de chirrido sonó dentro del árbol. Las ardillas, que estaban durmiendo la siesta, se asustaron. ¿Qué era aquel sonido? ¿Se estaba quejando el árbol?

"Ardillas", dijo el árbol, "¿No os habéis dado cuenta de que el cofre está lleno? Ya no cabe ni una piedra más en él. Si no lo vaciáis, se romperá".

Las ardillas pensaron: ¿qué podían hacer para vaciar el cofre? Una a una fueron retirando las piedras. ¡Qué bonitas eran todas! ¿Cómo podían descartar algunas si todas eran bellas y únicas? Las suyas eran bonitas, pero también las que habían traído los conejos y las gacelas. Sí, era una decisión difícil y no era justo que ellas decidieran solas. Así que llamaron a todos los animales del bosque, convocaron a todo aquel que tenía en el cofre una piedra.

Tenían que decidir entre todos qué piedras se quedarían y cuáles se desecharían. Era una decisión difícil y complicada, pues cada uno tenía sus favoritas y estas no coincidían con las del otro, haciendo que ninguna de las piedras que allí se mostraban fuera descartada.

En vista de que no había acuerdo alguno, el árbol intervino: "A ver, os he dicho que teníais que vaciar el cofre, pues tanto peso acabaría por romperlo, pero no os he dicho que tengáis que descartar ninguna piedra, pues yo soy robusto y en mi interior hay un hueco enorme para guardar todas esas piedras. Estaré encantado de alojar en mi interior toda esa belleza. Así que no os preocupéis, ni mucho menos discutáis. Continuaréis teniendo todas y cada una de vuestras piedras".

Y así lo hicieron, era tan fácil la respuesta. Dejaron que el pobre cofre descansara, lo sacaron del árbol y lo pusieron a sus pies. En él dejaban las nuevas piedras que iban llegando. Cuando se llenaba, volvían a vaciarlo y así todos estuvieron contentos: el cofre, las ardillas, los animales y el árbol. Y no faltaron nunca piedras para ir llenándolo. Pues si miras bien, por tu alrededor seguro que encuentras alguna con la suficiente belleza para poder llevarla al árbol.

Queridos niños sabios, esta historia nos enseña que todos somos únicos y especiales, al igual que las piedras en el cofre. A veces, las cosas más valiosas se encuentran cuando compartimos y apreciamos lo hermoso en los demás. Así como el árbol acogió todas las piedras, celebremos nuestras diferencias y construyamos un mundo lleno de colores y alegría.

¡Comparte tu brillo único con el mundo!

Y ya sabes...

Cuento contado,

sonríe si te ha gustado.