🪄La Mágica Goma de Borrar 😊

Cuenta una sabia que, un día, le dieron a un niño una goma mágica para borrar. ¿Sabes qué borraba esa goma? Estate atento, que ahora te lo cuento.

No le gustaba que le llamaran tonto. ¿A quién le gusta que le llamen tonto? A nadie. Pero cuando se enfadaba con sus amigos porque no quería hacer lo que ellos le decían, le llamaban: tonto. Y aunque no se enfadaba con ellos del todo porque eran sus amigos, sí que se ponía triste.

Tampoco le gustaba que su hermano mayor le llamara tonto cuando le explicaba un problema de matemáticas y él no lo entendía porque no le gustaban los números y le resultaba complicado entender que dos y dos eran cuatro. Sin embargo, cuando su madre le ponía dos zanahorias y dos zanahorias más sobre la mesa de la cocina, sí que lo entendía; lo veía muy claro.

Su madre siempre le decía, que no hiciera caso, que él era un niño listo, aunque necesitaba más tiempo que los demás y aprender las cosas de otra forma.

Un día, su padre le regaló una nueva goma de borrar. Le dijo que era mágica, así que la cuidara para no perderla, pues era algo despistado. Le insistió a su padre para que le dijera qué poderes tenía la goma de borrar. Pero su padre le dijo que tuviera paciencia, que pronto lo descubriría.

Pasó un día y luego otro, y la goma de borrar no mostraba ningún poder mágico; borraba como cualquier otra goma. Al tercer día, llegó del colegio muy enfadado. Su compañero de pupitre le había llamado: tonto. Su padre lo escuchó tranquilamente. Cuando terminó de contarle el problema, le pidió que sacara su mágica goma de borrar; había llegado el momento de descubrir su magia. También un folio en blanco y un lápiz.

En el folio tenía que escribir la palabra: tonto. Él abrió los ojos como platos. ¿Su padre se había vuelto loco? Pero no, insistió. Es más, le dijo que escribiera la palabra tonto con las letras más grandes que pudiera y, si era necesario, que utilizara varios folios. Pero no fue necesario; en el folio, escribió con letras grandes la palabra: tonto.

- Ahora, con la goma de borrar mágica, bórrala.

Evidentemente, la palabra se borró, pero como la había escrito muy, pero que muy enfadado y había apretado mucho la punta del lápiz sobre el papel, aunque se había borrado, quedó la marca.

- Observa – le dijo su padre – Si te llaman tonto, solo tú tienes el poder de borrarlo de tu corazón, como la goma, y que no te afecte. O puedes seguir enfadándote que tu enfado te dure como la marca en el papel. Yo sé que tú no eres tonto, ni tu madre, ni tu hermano, aunque a veces te lo diga para enfadarte. Ni creo que tus amigos o compañeros de clase lo crean; tampoco los profesores. Pero no importa lo que creamos los demás. Lo que realmente importa es lo que tú creas. ¿Tú crees que eres tonto?

- ¡No! Claro que no - exclamó, sin dudarlo.

- Entonces, cuando te vuelvan a decir tonto, acuérdate de la goma mágica de borrar, bórralo de tu corazón. No importa lo que nos digan; lo importante es lo que nosotros nos decimos.

¡Qué sabios eran sus padres! A partir de aquel día, ya no le importó que le llamaran tonto, pues él sabía que no lo era, y cuando le decían algo que le molestaba y que él sabía que no era verdad, sacaba su mágica goma de borrar y lo borraba de su corazón.

Y tú,

¿tienes una goma mágica de borrar para que no te importe lo que te digan?

Recuerda,

que eres único y especial, y no importa lo que digan los demás. Todos aprendemos a nuestro propio ritmo, y está bien ser diferente. Así como la goma mágica de borrar, tú tienes el poder de borrar las palabras feas que te hagan sentir triste. Cree en ti mismo y recuerda que lo que piensas sobre ti es lo más importante.

¡Eres increíble tal como eres!