CUENTOS PARA NIÑOS SABIOS
🐶Nube y el Arcoíris🌈
☁️Embárcate en las tiernas aventuras de Nube, donde la amistad y la magia del arcoíris enseñan a los niños sobre amor, recuerdos y emociones eternas. 🌈✨
CUENTOS
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Nube era su perrita. La adoraba; era muy buena, casi nunca ladraba, solo cuando alguien llamaba a la puerta y no lo reconocía por su olor.
Le gustaba jugar con ella a esconderle la pelota y Nube era muy lista. No tardaba en encontrarla. Algunas veces se la ponía en sitios donde Nube no pudiera alcanzarla, pero ella la encontraba igual. Y cuando lo hacía, se sentaba en el sitio donde estaba la pelota. Si era arriba del armario, Nube no se separaba del armario hasta que le daban su pelota.
También jugaban juntas a disfrazarse. A Nube le encantaban sus diademas. Cuando se las ponía, movía alegremente su rabito, y su mamá les hacía fotos, muchas fotos que guardaban en un álbum.
Pero Nube ya era viejita. Cuando ella nació, su madre le contaba que Nube no se separaba de su cuna, y cuando le cambiaba los pañales, Nube era la encargada de llevarlo y tirarlo al cubo de basura. Y por las noches, dormía en su cuarto, cada una en su camita. Pero cuando alguna pesadilla la despertaba, Nube se subía en su cama, y ella la abrazaba. Así juntas se volvían a dormir.
Ella conocía a Nube y sabía que no le gustaba que le tiraran del rabo, al igual que a ella no le gustaba que le estiraran de las coletas. Tampoco le gustaba que la abrazaran fuerte. Solo a ella le permitía abrazarla, pero es que ella lo hacía con suavidad, sin apretarla. Nube la recibía siempre que llegaba del colegio, dando saltitos de alegría y moviendo mucho su rabito. Era como si no la hubiera visto en mucho, mucho tiempo. Y todos, todos los días la recibía igual.
Se sentaba con ella a hacer los deberes del colegio, y ella le enseñaba todo lo que había aprendido en el colegio. Por las noches, antes de dormir, le leía un cuento o a veces se lo inventaba. Esos eran los mejores, ya que Nube y ella siempre eran las protagonistas y conseguían descubrir tesoros o visitar lugares mágicos.
Pero hubo un día que, al despertar, Nube no se movía de su camita. La llamó, pero Nube solo podía mover un poco su rabito. Tampoco se levantó para acompañarla a la puerta y despedirla cuando se marchó al colegio. Su mamá le dijo que estuviera tranquila, que la llevarían al veterinario.
Cuando regresó del colegio, Nube no estaba. Se había quedado en el veterinario, pero después de hacer sus deberes, marchó con su mamá a recoger a Nube. Al llegar allí, Nube estaba en una especie de jaula junto con otros perritos que, como ella, no se encontraban muy bien. Su mamá habló con la veterinaria, y decidieron que era mejor para Nube irse a casa. Así que con mucho cuidado la metieron en el coche, y todo el trayecto cuidó de ella para que estuviera bien.
Al llegar a casa, su mamá habló con ella. Nube estaba muy enferma y tenía que marcharse a otro lugar. No, no se iba a otra casa; estaría con ellos hasta que se quedara dormida y no se despertaría más. Pero ¿a dónde se iba a ir Nube sin ella? ¡Eran compañeras de aventuras!
Su madre le explicó que también ella algún día se dormiría para no despertarse más, y entonces se volvería a encontrar con Nube, que la estaría esperando. Aquella misma noche, Nube se durmió en sus brazos mientras ella le contaba un cuento, donde ambas habían descubierto un lugar maravilloso lleno de flores y un GRAN arcoíris que LAS RECIBÍA
Nube se marchaba corriendo a jugar con otros perritos que la estaban esperando, pero ella tenía que volver a casa, para seguir jugando con sus amigos, volver a la escuela y seguir aprendiendo. También mamá y papá la estaban esperando.
Sabía que Nube estaría bien en aquel lugar.
La abrazó como a ella le gustaba, con suavidad y finalizó el cuento dejándola en aquel maravilloso lugar bajo el arcoíris.
Aunque sentía tristeza porque Nube no volvería a mover su rabito ni a esperarla en la puerta dando saltitos cuando llegara del colegio, ni estaría con ella para abrazarla y ponerle diademas, ella sabía que Nube siempre, siempre estaría en su corazón, porque allí la había guardado.
Seguiría contándole cuentos, y por las noches, aunque no la viera, la sentiría a los pies de su cama para alejar las pesadillas. Y algún día, ella también iría a ese sitio tan bonito lleno de flores, con un arcoíris enorme, donde Nube la recibiría dando saltitos de alegría.
No, no era una despedida, pues estaba segura que volverían a reencontrarse y a continuar juntas con nuevas aventuras.
Sí, Nube la esperaría bajo aquel arcoíris.
Y ya sabes que cuento contado, sonríe si te ha gustado.

